La teoría y la práctica.

La memoria es el soporte de nuestras acciones, de nuestras experiencias, de nuestros conocimientos, de nuestros aprendizajes; es uno de los procesos cognitivos que se asocia al envejecimiento “normal” con mayor frecuencia.

En la actualidad día a día se generan acciones orientadas a la prevención y capacitación acerca del tema, lo que posibilita que las personas inicien acciones tendientes a la potenciación y ejercitación de la memoria, mediante la participación activa en dicho proceso.

Según Jordi Peña-Casanova, la estimulación cognitiva “tiene el propósito de “animar a la acción o a la ejecución” representa en cierto modo, un tipo de “gimnasia cerebral” (…) El objetivo de la misma es “realizar intervenciones globales tendientes a estimular y mantener las capacidades mentales, así como obtener un mejor rendimiento cognitivo y una mayor autonomía personal”.[1]

Las distintas áreas cognitivas no funcionan por separado, por lo que se debe incluir en el entrenamiento cognitivo, además de la memoria, las otras áreas: lenguaje, atención, funciones ejecutivas, percepción, concentración, praxias, etc.

Este acercamiento global al funcionamiento cognitivo parte de la concepción interdimensional de la persona, en donde la dimensión física, fisiológica, psicológica y social están interactuando, por lo que, trabajar en una de las áreas repercute en las otras; por tanto, una mejora en el funcionamiento cognitivo va a influir también en una mejor autoestima y, por ende, en el estado de salud.

Es importante acompañar los cambios que tienen lugar durante el envejecimiento con espacios que posibiliten la reflexión y la autorregulación de los conocimientos de cada persona. Así, la estimulación cognitiva, pretende favorecer el uso reflexivo de las capacidades cognitivas al incorporar estrategias o procedimientos para mejorar su funcionamiento, favoreciendo además, la resignificación de los logros personales y optimizando la autoestima.

Conjuntamente, tener un conocimiento de estos cambios permite brindarle a las personas las estrategias adecuadas para que puedan llevar a cabo sus actividades de la vida diaria con la mayor eficacia y eficiencia posible.

Esta teoría desde la práctica cobra sentido en el encuentro con pares. Habitualmente solemos referir una frase mencionada por el Dr. Facundo Manes “no existe nada más estimulante para un cerebro que otro cerebro” como también que uno de los pilares para favorecer un cerebro saludable implica el establecer y mantener vínculos sociales y familiares sólidos.

Hemos vivenciado a lo largo de años de trabajo diversos grupos, advirtiendo que es él quién convoca, invita a participar, motiva, acompaña, sostiene, alegra, y se extraña.

Sabemos que el “cuaderno”, “los desafíos para tu tiempo libre” que ofrecemos son un elemento más, la excusa para “regalarle a mamá/papá”, “juntarnos entre dos o tres y hacer las actividades”, “mis nietos me dicen” “mi hijo/a me explicó” “estamos fascinadas con mamá”, “ re lindo el cuaderno pero extraño el grupo” “ te extrañamos”, etc. etc.

Consideramos que en realidad a través de ellos además de optimizar y potenciar el funcionamiento/desempeño cognitivo, brindamos nuevos, gratos y renovados momentos. Esto último es lo que más nos motiva e incentiva a seguir adelante. Transformándolo en nuestro desafío en cada edición.

El compartir, el hacer con otro, el reírme de las ocurrencias del otro, el mate que va y viene, las explicaciones, etc. forman parte del sentido de estas actividades muchas veces. Hay quienes, por temor a la exposición, a lo nuevo y desconocido, por creer que son espacios para “cuando sea mayor”, “cuando me falle la memoria” o múltiples factores desconocen la modalidad de los talleres de estimulación cognitiva, activación cerebral, de memoria, etc. y hay quienes extrañan ser parte de ellos. Quizás si en algún momento tenés la oportunidad de ser parte, podés animarte a conocer de qué se tratan.

“Cierro los ojos. Es un día cálido, una brisa linda entra por la ventana. Todo listo, solo resta esperar a que el “grupo llegue”. Mate listo. Cada una trae algo para compartir. De repente se oyen voces, está quién siempre llega primero, están quienes llegan juntas, está la rezagada pero esperada que inunda de alegría al resto. Nos sentamos, el mate comienza a girar la ronda. Abren los cuadernos, corregimos actividades de encuentros pasados.

No me salió tal actividad, “me encantó” hacer tal otra, “yo no la hice”, “¿te la leo”? y así… sucesivamente. Arrancamos la actividad del día, escuchamos con atención, nos reímos de alguna ocurrencia, nos saboteamos, nos alabamos, mimamos al otro, la alentamos, la ayudamos, la sostenemos y acompañamos, la miramos y por sobre todo la cuidamos, porque esa persona forma parte del grupo, de nuestro grupo el que quién ha vivido la experiencia ..-Hoy… extrañamos.”

Deseamos que estos cuadernos te inviten a compartirlo con otros, desde tu emoción por lo que en ellos encontrás, desde las ganas de reunirte con amigas a tomar un té y ejercitar tu cabeza, desde el escuchar a tus papas motivados y ya no quejosos por el paso del tiempo, motivados porque son capaces de hacer, apelando a esos recursos olvidados, encontrándose escribiendo después de años y con preguntas que hacía rato no tenían, que sean la excusa para hacer algo más con tu pareja antes de terminar el día, que sea un encuentro en silencio con vos antes de comenzar la rutina, etc.

Que el encuentro con el otro sea la prioridad, que te desafíes y ocupes de manera productiva tu tiempo libre, que te encuentres con vos haciendo nuevas cosas o esas que hacía tiempo deseabas y no encontrabas momento es nuestra satisfacción.

Muchas Gracias.
Silvina y Soledad

 

[1] Peña –Casanova, J.: Intervención cognitiva en la enfermedad de Alzheimer. Ed. Fundación “La Caixa”. 1999.